Adela Carballo, a sus 47 años, enfrentó y venció una enfermedad a la que pocos hacen frente con la fortaleza con la que ella lo hizo. 

(Hay que tener cuidado con las opiniones en temas tan sensibles. No podemos decir que poca gente le hace frente a esta enfermedad sobre todo penando en quienes perdieron seres queridos….además no todos tienen la misma realidad que ella…para otros sí es una sentencia de muerte…….Te sugiero otra bajada.)

Algo así…

Adela Carballo, a sus 47 años, enfrentó y venció esta enfermedad con gran fortaleza y voluntad. Una historia que inspira a otras personas a intentar vencer las dificultades.

A person sitting on a rock with her hand raised

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En 2017, Adela fue diagnosticada con cáncer de mama de grado 5, un golpe inesperado a pesar de que llevaba más de una década haciéndose controles debido a sus antecedentes familiares. A pesar del impacto, desde el principio decidió que daría batalla con el pensamiento de que descubrir esta enfermedad no significaba una sentencia a muerte. Podía pelear. Y así lo hizo.

Todo comenzó cuando sintió un dolor inusual en su brazo, lo que la llevó a consultar con su médico. Tras una serie de estudios, los resultados revelaron un nódulo mamario maligno. 

«Un año antes no me había hecho la mamografía por falta de tiempo. Por suerte, al año siguiente retomé los controles y lo descubrimos a tiempo», contó.

Antes de la enfermedad, su vida no tenía un mínimo de descanso. Trabajaba casi todo el día como empleada doméstica y, los fines de semana, los dedicaba a su rol como jefa del grupo de Scout Curruf Lauquen. Sin embargo, el diagnóstico la obligó a poner en pausa muchas de sus responsabilidades.

 «Tuve que dejar de lado los Scouts, algo que me dolió mucho, pero sabía que debía concentrarme en mi salud», recordó.

El impacto inicial de la noticia la dejó en estado de shock, pero no permitió que eso la detuviera. Decidió continuar trabajando hasta finalizar febrero, como tenía planeado. 

«Había días en los que llegaba a casa sin fuerzas, directamente a la cama, pero mi fortaleza mental me permitía terminar la jornada», relató. 

En marzo comenzó los trámites para su operación, que tuvo lugar en Buenos Aires, ya que su obra social cubría los gastos, cosa que no sucedía en Bahía Blanca.

Uno de los momentos más difíciles fue comunicarles a sus familiares la necesidad de operarse, en especial a su madre, quien había perdido a una hermana por cáncer a los 53 años.

 «Intenté decirlo de la manera más suave posible, para que no se angustiaran demasiado», señaló.

Viajó sola para los estudios previos, pero su esposo la acompañó el día de la operación. Afortunadamente, todo salió bien: el nódulo fue detectado a tiempo y no alcanzó a afectar los ganglios, evitando su propagación.

 «Dentro de todo lo malo, eso fue lo mejor que me pudo pasar», reflexionó.

Sin embargo, la alegría de la recuperación se vio opacada por una triste noticia: al regresar a Bahía Blanca, su mamá sufrió una crisis diabética a causa del impacto emocional por la enfermedad de su hija, y falleció a los diez días. 

«Fue un año negro», admitió con tristeza.

Dos meses después, comenzó la quimioterapia. En la segunda sesión, el cabello comenzó a caerse, y es donde decidió afeitarse la cabeza por completo. Para aliviar un poco la tristeza, su hija le dibujaba en la cabeza o le hacía cortes como los de Mario Baracus, uno de los personajes de la reconocida serie norteamericana Brigada A.

«Fue mi manera de sobrellevarlo», compartió.

Pasó seis sesiones de quimioterapia sin mayores complicaciones, gracias también a seguir consejos que le dieron, como comer alimentos fríos o tibios y no andar descalza. 

«El apoyo constante de mi familia fue fundamental para no caer. Su presencia lo hizo todo más llevadero», confió.

Su marido, por su parte, confesó que el diagnóstico lo golpeó fuerte, pero sabía que debía estar a su lado. 

«Hay que apoyarlos como sea, estar ahí es lo más importante», afirmo con convicción.

Adela también recordó una experiencia particularmente conmovedora: una compañera de tratamiento decidió abandonar la quimioterapia, desmoralizada por la soledad. «Nos dijo: ‘¿Para qué seguir, si estoy sola?’. 

“Eso nos marcó a todos en la sala», contó y reflexionó sobre la importancia del acompañamiento.

 «Yo doy gracias a Dios por mi familia; hay muchos que, además de la enfermedad, enfrentan el abandono.»

Después de la quimioterapia, tuvo un mes y medio de radioterapia, que también superó exitosamente, incluso durante este tramo fue a acampar con los chicos de Scout. 

 «Debemos ser fuertes, no solo por nosotros, sino por nuestras familias. El cáncer no es una sentencia de muerte. No hay que dejar que nos destruya mentalmente. Es una batalla física y emocional», dijo.

Uno de los momentos más duros fue la pérdida de su padre, quien esperó a que ella terminara el tratamiento para irse en paz. 

«Eso me permitió desahogarme, llorar, gritar, liberar todo lo que llevaba dentro», contó.

 «Mi pelo fue mi área de descarga. Hice de todo con él, hasta que la llegada de un nuevo nieto me trajo de vuelta a la vida», mencionó.

Hoy en día, trabaja como chofer de combi. Comienza su jornada a mitad de la madrugada y termina al caer la noche, demostrando que su energía y compromiso con la vida siguen siendo tan fuertes como siempre. 

“El apoyo de mi familia fue crucial para que todo siguiera su curso. A pesar de que perdí a mi mamá, seguí adelante”, relató.

Adela enfrentó el cáncer con valentía y, aunque fue duro, nunca permitió que la enfermedad la derrotara mentalmente. 

«Hay que mentalizarse en que la enfermedad no te va a ganar. La mente es poderosa, y no hay que dejarse vencer antes de tiempo», compartió.

Incluso hoy, después de haber vencido al cáncer, sabe que existe la posibilidad de que regrese. 

«Sé que el cáncer puede volver, pero si tengo que luchar 4, 6 o 10 veces más, seguiré fuerte de mente», advirtió.

Una curiosidad es que algunos conocidos solo se dieron cuenta de su enfermedad cuando la vieron sin pelo, no porque ella hubiera demostrado estar enferma. 

“La lucha no es solo física, también es mental”, afirmó.

Y es esa fortaleza mental la que la ha llevado a seguir adelante, a no rendirse jamás. Una historia que inspira a más personas a intentar superar las adversidades, por difícil que parezca.

NOTA. Fijate que cambié el final…porque mucha gente se muere…. Y no queremos que el lector piense que los que se mueren es porque no lucharon…no sé si se entiende lo que digo. Saludos!!!!