Santa rosa, La pampa / Deportes
Adriana González, su presidenta, brindó detalles sobra la institución a la que asisten jóvenes y adultos con discapacidad desde hace 6 años.
Mateo Rodríguez
La vida fue llevando a Adriana González, presidenta de la ONG deportiva Crecer Juntos, de Santa Rosa, en La Pampa, a ser parte de esta entidad que hoy mejora la calidad de vida de niños y jóvenes con discapacidad al permitirles disfrutar y experimentar todos los beneficios que brida el deporte.
Jubilada y abuela de dos nietos y una nieta, Adriana es también madre de tres hijos: dos mujeres y un varón. Este último, Germán, de 35 años de edad, posee una discapacidad, llamada Síndrome de Stuger Weber. Un retraso madurativo a causa de una malformación en el cerebro que desenlaza también en problemas de motricidad.
“No fue nada fácil, hace 35 años el tema discapacidad era muy distinto, estaba todo muy escondido, ahora las cosas mejoraron muchísimo”, dijo.
Adriana y Germán llegaron a la asociación deportiva hace ya 13 años, luego de contactar con Isabel, la mamá de Manuel, un chico con Síndrome de Down.
La escuela cuenta con más de 16 años de trayectoria y Adriana la encabeza desde hace aproximadamente 6. La asociación empezó con 8 jóvenes y hoy ya son más de 38, sumado a 3 profes, Natalia, Iván y Rocío, y 2 voluntario”.
Adriana reparte su tiempo entre su familia y la ONG, cuyo principal objetivo es que sea el lugar de pertenencia de los jóvenes.
“Comenzamos esta idea porque luego de que terminan el secundario quedan a la deriva, y sus capacidades y edades complican para que se adapten en algún club”, mencionó.
Por eso esta asociación es una gran alternativa para que los chicos y chicas con discapacidad se pueden relacionar entre ellos y con otras personas.
El día a día de Adriana se ve incentivado por las ganas de trabajar por y para los integrantes de la asociación.
“La escuela es su lugar, en ella pueden ser tal cual son, sin sufrir ningún tipo de exclusión ni discriminación”, añadió.
“En ella lloran, se ríen, discuten, se retan, pero sobre todo se ayudan”, subrayó..
A su vez también está convencida de que lo que motiva a la ONG es el afán de estos jóvenes de superarse día día y que eso les exige a quienes la integran y coordinan dar siempre un poquito más.
Por eso es que bajo la tutela de los profes los chicos y chicas compiten en muchos eventos tanto provinciales como nacionales, mejor conocidos como “olimpiadas especiales”.
Además de la parte deportiva, Adriana y la Comisión Directiva han estado muy implicados en brindarle a los integrantes de la asociación también la parte social, y organizan para ellos diferentes salidas como el cine, matinés bailables, mateadas, entre otras cosas, para generar más confianza y relación entre los jóvenes.
Comentó también que “el deporte en la vida de una persona es bueno, pero en la de un chico/a con discapacidad es el doble de bueno, porque además de todo lo que produce la realización de una actividad deportiva, ellos y ellas encuentran una disciplina y desarrollan diversos valores, como la tolerancia o el respeto”.
Por otra parte, la asociación brinda apoyo fuera de la escuela, ya que organiza diversas reuniones online donde se trabajan varios puntos de interés como el impacto de estos jóvenes en las familias, el trato con sus hermanos, la sexualidad, entre otros. Estas charlas generan más acompañamiento y seguimiento de los chicos/as, en lo que es exterior a la escuela, es decir, en su cotidianidad.
Como principal necesidad Adriana marcó que les hace falta tener un terreno propio.
“Ya está en camino pero es difícil, lleva mucho tiempo. Es un gran desafío para nosotros como familia el lograr un espacio propio para ellos y así poder desarrollar todas la actividades, tanto deportivas como sociales, con tranquilidad”, rescató.
Adriana comentó que “crecer es una hermosa y loca familia, en donde los chicos y chicas con discapacidad son los principales protagonistas”.
La asociación no solo es un espacio en el que se sienten cómodos sino que además pueden relacionarse entre sí pero aun mejor que todo eso, se divierten y realizan deporte que es una base fundamental para una vida sana.
Si bien el tema discapacidad ha evolucionado mucho en los últimos años aún falta mucho camino por recorrer para evitar la discriminación o la exclusión de estos niños, jóvenes y adultos que aún hoy, muchas veces, son mirados “de reojo”. Es esencial, la empatía y el acercamiento porque así no solo se mejora como persona, aprendiendo unos de otros, sino también como sociedad.
Y es por eso que hay que brindar mucho apoyo a las iniciativas de este tipo como las que lleva adelante Adriana y la comisión de Crecer Juntos, para justamente crecer como sociedad.