Mochen Agostina – Emprendimientos periodísticos

Hace 215 años, el 7 de junio, se celebra el Día del Periodista, una función y profesión que ya forma parte de la rutina diaria. ¿Por qué digo esto? Porque para muchos, levantarse y prender la televisión para informarse, o escuchar la radio si se siguen las costumbres, se ha convertido en algo cotidiano. Menciono las costumbres, porque informarse es esencial en la vida del ser humano, saber qué pasó con tal político, o si salimos, qué calles están cortadas y cuáles son los desvíos. Eso es el periodismo, el servicio de información las 24 horas del día.

Para esta ocasión, me gusta citar a García Márquez, quien vivió el cambio del periodismo tradicional, cuando la tecnología no existía prácticamente, pero sí abundaba la creatividad, la pasión y el compañerismo. En aquella época, ser periodista ni siquiera era considerado un oficio, sino una vocación. Muchos años después, se reconoció como una profesión, algo que no solo implica pasión y sentimiento, sino también el estudio formal para ejercerla.

Todo cambió, y, al igual que García Márquez, opino que la tecnología logró esa gran diferencia entre el periodismo apasionado de antes y el actual, que parece carecer de sentimientos. Hoy en día, solo existe el grabador del celular que recapitula voces, y luego esas grabaciones se convierten en citas para notas.

En la universidad no enseñan cómo cubrir un accidente las 24 horas o simplemente hacer guardias. Nos enseñan cómo lo hizo otro periodista y nos indican que debemos seguir ese mismo ejemplo. Pero ¿y la pasión de la que Márquez hablaba, dónde está?

“Los periodistas se extraviaron en el laberinto de una tecnología disparada sin control hacia el futuro”, expresó García Márquez. Ya no hay vuelta atrás. Todos los medios de comunicación se adaptaron a la vida digital, a través de internet y la pantalla. Ya no es necesario describir y vivir los hechos para redactarlos, basta con estudiar para trabajar y producir una nota escrita en una computadora dentro de una oficina.

Lo que García Márquez describía, “debate de los retoques al fin del día en un café con amigos”, prácticamente ha desaparecido. Solo queda un profesional que estudió cuatro o cinco años para ejercer hoy algo que, en realidad, ni siquiera le apasiona. Ya no se vive con la intensidad de antes, como lo hacían los compañeros de Gabriel.

Muy pocos hoy en día disfrutan realmente del ejercicio del periodismo profesional. Como dice García Márquez, “el periodismo es una pasión insaciable que sólo puede humanizarse a través de su confrontación descarnada con la realidad”.

Y esto es un resumen de 215 años de periodismo, años de cambio, de una pasión a un oficio, de escribir a puño y letra a sentarse frente a una computadora, años en el que una profesión sufre modificaciones todos los días, y eso tal vez, tanto para estudiantes como profesionales, genera una frustración.

__