Por Maximiliano Riffo, Máximo Fidalgo y Matías Mazzieri
En conmemoración la Primera Junta de Gobierno de aquel 25 de mayo de 1810, realizamos esta entrevista ficticia al prócer nacional Cornelio Saavedra.
En la jornada de hoy nos encontramos ante un hecho histórico para la Argentina y nosotros desde Viento Surpudimos verlo de una manera privilegiada.Mientras las calles de Buenos Aires estaban explotadas de alegría del pueblo argentino, nosotros nos encontrábamos dentro del Cabildo y tuvimos la posibilidad de poder entrevistar al “líder” de esta revolución,Cornelio Saavedra.
–Saavedra ¿Qué se siente liderar este movimiento revolucionario para nuestro país?
“Querido compatriota, liderar este movimiento revolucionario es una experiencia colmada de orgullo, responsabilidad y esperanza. Desde el fondo de mi corazón, puedo decir que me siento honrado de ser parte de este momento histórico, un punto de inflexión en nuestra lucha por la libertad y la autodeterminación. Es un privilegio inmenso haber sido elegido por mis compañeros para encabezar esta Primera Junta de Gobierno. Sin embargo, este honor viene acompañado de una gran responsabilidad. Sé que las decisiones que tomemos ahora definirán el futuro de nuestra nación y el bienestar de nuestros ciudadanos. Liderar este movimiento implica enfrentar numerosos desafíos. Las amenazas internas y externas son muchas, y la incertidumbre siempre está presente. Pero al mismo tiempo, la determinación y el espíritu de nuestro pueblo me inspiran y me dan fuerzas para seguir adelante. Sentir el apoyo y la confianza de ustedes, los ciudadanos del Virreinato del Río de la Plata, me impulsa a seguir adelante con más ímpetu. Juntos, hemos encendido la llama de la revolución, y estoy convencido de que, unidos, podremos superar cualquier obstáculo que se nos presente.”
– ¿Cómo surgió la idea de querer sacar del poder al virrey español?
“La chispa de la revolución que nos llevó a expulsar al virrey español no surgió de la nada; fue alimentada por el fuego de la injusticia, la opresión y el fervor de un pueblo que anhelaba su libertad. Imagina, querido amigo, la tensión que se vivía en esos días. El mundo estaba en caos. Napoleón había invadido España, y el trono español, otrora poderoso, ahora se tambaleaba bajo el peso de la ocupación francesa. ¡El rey Fernando VII había sido destronado! La autoridad de la corona se desvanecía como humo en el aire, y aquí, en estas tierras del Río de la Plata, la incertidumbre se convirtió en oportunidad. Pero no fue solo la debilidad de España lo que encendió nuestra llama. ¡Oh, no! También mirábamos más allá de los mares, hacia el ejemplo glorioso de los Estados Unidos, que habían logrado su independencia en 1776, y a la Revolución Francesa de 1789, que proclamaba los ideales de libertad, igualdad y fraternidad, Las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807 fueron otra señal, un llamado a despertar. Y, ¿qué decir de las injusticias económicas que nos ahogaban? ¡El comercio restringido, las riquezas que fluían solo hacia la península, mientras aquí sufríamos la miseria y la explotación! Nuestra tierra rica y fértil, explotada en beneficio de unos pocos lejanos. ¡Era intolerable!”
–Se habla de que tuvo tensiones con Moreno dentro de la junta, ¿eso ocurrió como dicen?
“Ah, sí, las tensiones con Mariano Moreno dentro de la Primera Junta. No puedo negarlo, esos conflictos existieron, y permíteme contarte con el fervor de quien vivió esos días apasionados y tumultuosos. Mariano Moreno era un hombre de ideas ardientes y espíritu indomable. Un patriota sin duda, pero con una visión diferente a la mía sobre el camino que debía seguir nuestra revolución. Las discusiones con Moreno eran intensas, cargadas de pasión y convicción. No eran simples desacuerdos, sino verdaderos choques de visiones y estrategias. Moreno veía la necesidad de una revolución profunda y total, mientras yo creía en la importancia de un proceso más pausado y firme, que asegurara la continuidad y la fortaleza de nuestra lucha. Recuerdo las reuniones en la Junta, los debates encendidos. Cada uno de nosotros defendía su postura con el alma en la voz, con la certeza de que nuestra perspectiva era la mejor para el futuro de nuestra patria. No puedo negar que en algunos momentos las tensiones se tornaron personales, como es natural en momentos de tan alta presión y compromiso. Pero pese a nuestras diferencias, ambos teníamos el mismo objetivo: la libertad y el bienestar de nuestro pueblo. Y aunque nuestros caminos a veces parecían divergir, en el fondo sabíamos que estábamos luchando por el mismo sueño.”
¿Cómo imagina a Argentina en el futuro?
“Veo a Argentina como una tierra donde la libertad no solo sea un ideal, sino una realidad palpable para todos sus ciudadanos. Una nación donde cada hombre y mujer pueda vivir en dignidad, con derechos garantizados y oportunidades equitativas para desarrollar su potencial. Imagino un país en el que la justicia prevalezca, donde las leyes sean justas y se apliquen con igualdad para todos, sin distinción de origen ni posición social. En mi visión, Argentina se habrá convertido en un país de paz y armonía, donde la diversidad de su gente sea su mayor fortaleza. Nuestros pueblos originarios, los descendientes de los colonos españoles, los inmigrantes que vendrán de todas partes del mundo, todos unidos en una sociedad que respeta y celebra su diversidad cultural. Imagino nuestras pampas fértiles, nuestros valles y montañas, nuestras costas, todos llenos de vida y de actividad, produciendo riqueza y bienestar para todos sus habitantes. Veo también una Argentina avanzada en educación y ciencia, donde el conocimiento sea la base de nuestro desarrollo. Una patria donde nuestras universidades y escuelas formen ciudadanos conscientes, libres pensadores capaces de enfrentar los desafíos de su tiempo con sabiduría y creatividad. Pero, sobre todo, querido compatriota, imagino una Argentina libre de tiranías, donde la voz del pueblo sea escuchada y respetada. Un país donde la democracia sea sólida y vibrante, donde los líderes sean elegidos por su mérito y dedicación al bien común, y donde la corrupción y el abuso de poder sean solo recuerdos del pasado.”
“Ese es mi sueño para el futuro de nuestra patria. Una Argentina libre, justa, próspera y unida, que sea un ejemplo para el mundo y un hogar seguro y feliz para todos sus hijos.”
Agradecemos desde nuestro espacio a Saavedra por darnos la entrevista exclusiva y también por haber iniciado junto con sus compañeros un movimiento que revolucionara completamente la historia de nuestro país.