Uno de los DT´s más polémicos de la historia de los mundiales y del mismo deporte. Reconocido por todas las copas que ganó y por su perfil de estratega; aunque también es visto como un tramposo por emplear métodos poco «amistosos e inmorales». Eso nos plantea la interrogante: ¿Es un gran técnico con una visión excéntrica del fútbol o sólo un mal perdedor y tramposo?. Son bienvenidxs a leer este artículo y sacar sus propias conclusiones.
Carlos Salvador Bilardo, estudió medicina en su juventud y de mayor hizo el curso de periodismo; pero el «Narigón» es más conocido por ser ex futbolista y director técnico. Era una persona con muchas mañas, opinaba que el entrenador debía «estar en todo» porque «el fútbol es para los vivos». No tenía una ética ni respeto por los límites reglamentarios en la obtención del objetivo: «Lo único que importa es ganar».
Un personaje que es parte de varias anécdotas, mitos, dichos y teorías, teniendo en su alrededor un gran aura místico. Como técnico supo conquistar el Mundial del ´86 y consiguió llevarnos a la final de Italia ´90 con la Selección Nacional (con Maradona como mayor emblema en ambas ocasiones); sin mencionar todo lo que logró siendo jugador y DT de Estudiantes de la Plata . Pero; ¿de qué forma lo logró?.
En el Pincharrata, formó parte del «infame» plantel que patentó la guerra psicológica y que fue tricampeón de América (1968, 1969 y 1970). Desde que era jugador se notaba que era un tipo muy polémico por sus avivadas a la hora de jugar.
Algunas de las vivezas que realizaba él con sus compañeros:
- Tirar tierra a los ojos de los porteros.
- Utilizar alfileres para intimidar a sus oponentes (hasta apareció en una campaña publicitaria para la detección de las diabetes, donde contaba con ironía que la razón de los famosos pinchazos eran porque «tenía la intención de revisar el correcto nivel de azúcar en sangre de sus rivales»).
- Aprender cada detalle de la vida privada de sus adversarios, y aprovecharlo para molestarlos en el campo de juego. Roberto Perfumo contó que Bilardo «sabía hasta si habías peleado con tu novia», y que era capaz de hacerte acordar hasta de tu peor desgracia.
- En una gira por Europa, el León disputó el trofeo «Luis Otero». El partido terminó con un empate de un gol, y en los penales volvieron a empatar 3 – 3 en la rueda de 5 definiciones por equipo; entonces se tuvo que decidir el ganador con el lanzamiento de una moneda. Bilardo decidió llamar al capitán del equipo, a «Cacho» Malbernat porque sería quien elegiría la cara de la moneda, para decirle: «Cacho, no importa lo que elijas, cuando caiga la moneda al suelo, salga lo que salga, empezá a festejar y saltamos todos, nos tiramos al piso encima de la moneda y nos abrazamos». Eso hizo Malbernat, así fue como el Pincha con picardía se llevó la copa y 100.000 pesetas.
Así era el Estudiantes de esa época, un año más tarde, sería campeón del Mundo en una violenta final contra el Milan (1970). Pero no sólo terminó levantando la copa, sino que 3 jugadores del Pincha fueron detenidos y encarcelados en una prisión de Bariloche por un pedido del General Juan Carlos Onganía (dictador argentino de turno), el Narigón viajó hasta allá y se declaró en huelga de hambre en solidaridad con sus compañeros.
No cambio ni en 1971, cuando asumió como entrenador en su amado Estudiantes. En ese año consiguió evitar lo que parecía un descenso seguro. En 1982 volvió a dirigir al León de La Plata que contaba con un gran plantel, logró ganar una Liga (Campeonato Metropolitano) con una forma de juego novedosa.
Gracias a esa campaña, el doctor se convirtió en el director técnico de la Selección Argentina. Pero no era todo de color de rosas, según nos dice él:
«Lo que pasó fue difícil. Los pibes de ahora no saben lo que era. En medio del Mundial hacían notas preguntándose: «¿Qué falla, la conducción o los jugadores?».
Y desde la Argentina opinaban jugadores, ex jugadores, técnicos, todos pesos pesados. Había que bancarsela. Por eso digo: comparando con lo que fue aquello, dirigir ahora es un chupetín».
Enfocado en la cita mundialista, sólo tenía en mente traer la copa al país y en imponer disciplina en su equipo (pidiéndoles concentración en los partidos, y también les hacía practicar el himno):
«Al equipo le pido concentración. Un médico tiene que estar 12 horas concentrado para que no se le muera el paciente; sólo pido 90 minutos, nada más».
«El himno hay que practicarlo también, nosotros lo practicábamos 5 veces antes de cada partido. En ese momento, al jugador se le pasa toda su vida por la cabeza».
Fue acusado por Fillol de darle laxantes a Daniel Passarella para sacarlo del certamen mundialista, pero nunca fue comprobado.
El «Narigón» era una persona supersticiosa, se cuenta que les prohibía a sus dirigidos comer carne de pollo durante las concentraciones, sólo porque este alimento trae mala suerte.
En el partido contra Inglaterra, que ganamos por dos goles de Maradona (el mejor gol de los mundiales y la manito de Dios). Carlos nunca desconfió de la palabra del «Pelusa», que en el primer tanto del encuentro habría entrado con la cabeza, y no con la mano. Aunque haya visto el vídeo de esa jugada en la actualidad, sigue diciendo que confía en lo que dijo Diego.
A pesar de todo, Bilardo logró la copa del mundo con un sistema táctico compuesto por tres defensores (1 líbero y 2 stoppers), 5 mediocampistas y 2 delanteros; con un Diego que se proclamaba como el mejor jugador del mundo. A pesar de esta estrategia, le seguía llegando críticas, varias personas llegaron a opinar que sin ese gran equipo no salía ganador del Mundial, más que nada, sin Diego Maradona. El doctor dijo: «Yo no dependí de Maradona, Maradona dependió de mí».
Tuvo un gran equipo y pudo ser campeón mundial; en la actualidad, tenemos un muy buen plantel y al mejor jugador del mundo de vuelta, pero todavía no logramos ser campeones nuevamente. ¿Por qué será?
A este pícaro de gran nariz sólo le importa ser primero y los récords, en los ´90 estuvieron por superar el tiempo de que un equipo esté sin anotar un tanto. Según Jorge Valdano, en la previa del partido contra Escocia, su DT les dijo «No se le ocurra meter un gol antes de los seis minutos porque nos quedamos sin récord. Nosotros, tenemos que estar en todas las conversaciones, en las buenas y en las malas. Después de los seis minutos hagan lo que quieran».
En Italia ´90 estuvo presente el Superclásico de las Américas, que lo ganaría la albiceleste 1 – 0 ; pero también se presentó la polémica en el estadio. En una ocasión del partido, le ofrecieron un bidón con agua (que supuestamente estaba inyectada con sedantes) al brasileño Branco (confirmado por Maradona, pero desmentido por Bilardo y Julio Grondona).
Una noche antes de la semifinal contra los locales, Carlos los despertó a todos y los llevó hasta la puerta, hay encontraron una bandera de Argentina quemada. Les dijo a los jugadores: «¿Ven? ¿Ven cómo son los italianos? Mañana en la cancha van a hacer lo mismo».
Los más nuevos (Goycochea y el «Pájaro» Caniggia) estaban con la sangre que les hervía, pero los más veteranos del plantel (Ruggeri, Batista y Maradona) sabían bien que él había hecho eso para motivarlos.
Se sabía que el doctor tiene un carácter obsesivo, pero cuando Argentina pasó a la final contra Alemania se puso a otro nivel. Bilardo le asignó la marca del N°9 (Karl-Heinz Rummenigge) al «Cabezón» Ruggeri. Para asegurarse de que le quede claro, durante una semana entraba a cualquier hora a la habitación del defensor, sólo para preguntarle: «Ruggeri;¿a quién marcas?».
Lastimosamente esa final no pudimos salir vencedores, cualquiera diría que al menos llegamos a dos finales consecutivas, pero Bilardo no le agrada la idea de ser segundo:
«Ser primero no es importante, es lo único. Nadie se acuerda del segundo. ¿Vos te acordas quién pisó América después de Colón? Yo no» .
Carlos volvió a Estudiantes en 2003, por segunda vez salvó al equipo de sus amores que estaba al borde del descenso. Sin embargo, en 2004 decidió retirarse de la dirección técnica por problemas personales.
El fútbol siempre ha sido un deporte donde la viveza y la astucia se ha considerado como una habilidad. Él/la que engaña al árbitro tirándose en el área para buscar un penal, o que lo hace en alguna jugada de roce para que cobren mal y expulsen a un/a rival, él/la que no es arquero y mete la mano para que no entre la pelota en su arco, o él/la que mete un gol con la mano; esto siempre fue celebrado por las personas que eran beneficiadas y fuertemente criticado por las que salían perdiendo, en cierta parte, forma parte del juego.
El doctor Bilardo niega todas estas versiones sobre supuestas trampas, aunque sí confirmó que por ganar es capaz de todo, así es su picardía y también su filosofía. En consecuencia a sus actos y pensamientos, estuvo presente en varias conversaciones, en las buenas y en las malas.
«Yo digo que al contrario, no hay que darles ni agua. El «Fair Play» es un invento de los británicos; en el fútbol de hoy nadie da ventajas, por eso mis equipos no deben regalar nada»
«El fútbol profesional es ganar y sólo ganar. Yo soy como Muhammad Alí: durante la competencia no tengo amigos, y a los contrarios, si puedo, los mato y los piso»
Pero tampoco hay que ignorar que es un gran director técnico y estratega; siendo tenaz, competitivo, precavido, siempre buscando la autosuperación, y fiel a su forma de pensar. Lo contrataron para que gane copas, y lo hizo sin importarle cuantas cabezas tuvo que pisar en el camino hacia la gloria. Para ustedes: ¿El fin justifica los medios? ¿Dónde se divide la «maña» y el juego sucio?
Editado y publicado por Nahuel «Chino» González.