Estefanía Paglialunga nos contó su inspiradora historia de cómo pasó de ser una ingeniera química a encontrar un emprendimiento que le permitió reinventarse y asumir nuevos desafíos.
En el barrio de Caronti, en el centro de la ciudad, se encuentra un lugar especial que brilla: el rinconcito de Estefanía. Antes, este mismo espacio estaba lleno de fórmulas y experimentos, pero ahora está impregnado de aromas y la calidez de la decoración del hogar.
«En realidad, soy ingeniera química, pero no me dedico actualmente a eso», confiesa. En lugar de seguir el camino preestablecido, decidió tomar otro camino totalmente diferente y explorar otro trabajo: la decoración y los regalos.
“Trabajé de ingeniera cuando me recibí, pero no conseguía trabajo acá en bahía, conseguí trabajo en Gualeguaychú Entre Ríos en la empresa Baggio, me fui, estuve trabajando como tres años allá y después por cuestiones como la pandemia, cuestiones de la vida familiar termine volviendo a bahía y aca no conseguía en su momento de ingeniera química, si estuve trabajando en un laboratorio pero en la parte administrativa y a la par abrí este emprendimiento” nos comentó.
Luego agregó: “Ninguna de las dos cosas que estaba haciendo era la que había estudiado, pero esto si me gustaba y lo del trabajo administrativo que estaba haciendo no me gustaba y por eso decidí quedarme con el emprendimiento”.
Con entusiasmo, comparte: «Tengo un emprendimiento, un local donde vendo decoración, regalos, aromas y un montón de cosas bonitas para el hogar». Este negocio es más que una fuente de ingresos, es su proyecto personal, su manera de expresar su creatividad y amor por los detalles.
Los inicios fueron humildes, con ventas online y el retiro de los productos en su casa. Sin embargo, logró dar el salto y abrir las puertas de su propio local físico. «Ya van tres años desde entonces», dice recordando cada paso recorrido de ese camino.
Aunque vivir del negocio es todo un desafío, Estefanía lo aborda con valentía y determinación. «Por ahora, sí, es mi principal ocupación», confiesa. Reconoce que hay días difíciles porque la venta de los productos de su emprendimiento son bajas o no logra vender la cantidad que tenía pensada.
La crisis económica que atraviesa el país ha afectado sus ventas, pero Estefanía no se deja vencer. «Sí, las cosas se han puesto difíciles en los últimos meses», admite con sinceridad.