A partir de su análisis como psicólogo y desde otra perspectiva, Enrique Borgarelli, nos explica lo que está pasando en el fútbol y cuál podría ser el camino para que disminuya está arraigada violencia.
Mientras emprende una lucha diaria para darle vida a la asociación del deporte en Bahía Blanca junto a varios colegas, Enrique Borgarelli – psicólogo- atento a la pregunta de qué está pasando con la violencia en el fútbol, cuenta:
-Uno podría preguntarse si es el fútbol, si es lo que pasa en el fútbol, si es la gente que está en el fútbol, si es la gente que va a ver, es necesario darle un análisis profundo. Pero antes debemos entender el significado de esta cruel coacción.
+¿Qué es la violencia?
-Alguien dijo una vez que la violencia es el fracaso de las palabras, donde las palabras no llegan viene un acto agresivo.
Enrique explica “cuando un ser humano recibe un estímulo lo ideal es que lo sienta de modo agradable o desagradable, inmediatamente lo procese a nivel de pensamiento y diga que me está pasando, que siento en este momento, lo pone en palabras de pensamiento y luego lo pone en palabras de hecho para de ahí llegar a una conclusión o un acto racional. Pero cuando no pasa esto, cuando el pensamiento y la palabra no aparecen, muchas veces sucede que una emoción genera una reacción por lo general violenta. Siempre hay otros factores, nunca hay una sola razón para nada. Hay una multicausalidad de factores que infieren en la conducta humana.
Situación
“Partido de fútbol, el árbitro cobra un penal en contra de un equipo, los hinchas del equipo perjudicado: algunos se agarran la cabeza… uy ahora que perdemos, otro que se enloquece furioso y va contra el alambrado y quiere ir a comérselo crudo al árbitro, otro es capaz de agarrar algo y tirárselo al árbitro. Entonces vos ves que son tres respuestas distintas: la primera de dolor y bronca, en el segundo caso lo atajó el alambrado, pero más de eso no pasa y el tercero que se atreve a pasar el alambrado tirando un piedrazo y quizás, también puede sumarse un cuarto que puede comprender la dinámica del fútbol y aceptar ese penal, que se puede ganar como se puede perder en cualquier ámbito de la vida”, ejemplifica Borgarelli.
Dando cuenta de esta situación ficcional, el psicólogo de ávida experiencia manifiesta que en esto entra a jugar un rol muy importante en la vida de los seres humanos que es la tolerancia a la frustración. Este elemento lo traemos desde el nacimiento; con los instintos básicos y sumándole la educación que recibe esa persona a lo largo de su vida.
Desde la psicología
“Entendiéndolo, desde la psicología, el ser humano en su personalidad está constituido por 4 elementos que interactúan entre sí; elementos genéticos, elementos hereditarios que vienen de mamá y papá por cromosomas, elementos adquiridos y el elemento innato. Cuando convergen esos cuatro factores, ahí puede darse la respuesta que salga, ante un mismo estímulo puede haber varias reacciones”, afirmó Enrique.
+¿Crees que hay algo que fomenta esta situación?
-No hay una sola causa, puede haber factores culturales, políticos, sociales y económicos. Toda una cuestión donde lo que sucede finalmente es que la cancha de fútbol se termina convirtiendo en un inodoro, donde la gente va y deposita sus miserias y hace catarsis; pero una catarsis negativa que desborda a la persona y se vuelve complejo para el conjunto de la sociedad.
“La etapa formativa, la educación es fundamental; y así debería ser entendido por los dirigentes de los clubes. Para los pibes que comienzan en el fútbol, complementar el entrenamiento con la educación hace la diferencia”, aseguró Borgarelli.
Psicología de las masas
Enrique habla de cómo puede cambiar una persona al relacionarse con otra; que quizás no actúa de la misma forma de manera individual que en masa. Pierden la identidad individual y generan la identidad colectiva, y ahí muchos se atreven a hacer lo que no harían o ni siquiera pensarían cuando están solos.
“Mucha gente proyecta sus problemas personales masivamente, en ese partido que se juega. Si mi equipo gana soy el tipo más feliz de la tierra, y si pierde en el mejor de los casos tiene un humor difícil de llevar. Han ocurrido desgracias a raíz de esto.
Nos está faltando más educación, estamos matando a la gallina de los huevos de oro y no en el sentido mercantilista, a los que nos gusta y apasiona el fútbol”, manifestó.
Tercer tiempo
“River jugó con un equipo de la D, Atlas, y le ganó por 3 a 0 comodamente, terminó el partido, cada equipo en su vestuario y fue el capitán de River al vestuario de los muchachos de Atlas y los invitó a cenar a todos en el hotel. Para algunos puede ser una tontería, para otros todo lo contrario, significó mucho. Hicieron un tercer tiempo, que en el fútbol no es habitual. Un encuentro recreativo después del partido, donde se escuchan, se conocen, generan otro vínculo. Esta actitud que vale rescatar y debería tomarse como ejemplo para empezar a dejar a un lado la violencia y construir otro tipo de relaciones no enemigas. Aunque no sólo sería necesario para los jugadores, debería darse también entre hinchas, dirigentes”, finalizó Borgarelli.
Por Brenda Ghiberti