Desde la década del 80 hasta la actualidad, en unos pocos años, la FM se ha masificado, desde las comerciales hasta las comunitarias.
Las comunitarias, alternativas o truchas comenzaron a surgir sin tener en cuenta la Ley de Radiodifusión promulgada en el gobierno militar del 76, que no permitía ni a entidades intermediarias o grupos sociales el acceso a las licencias de radio y canales.
Una de las primeras fue El Bulo de Merlín (una asociación fonética con El muro de Berlín) Transmitían desde las 7 de la tarde hasta las 3 de la madrugada utilizando equipos armados con lo peor de cada casa. Otra de las llamadas radio truchas fue La Tribu a la cual definen como “abierta, artesanal y caliente” nació como estudio para alumnos de Ciencias de la Comunicación y asombra con su inserción barrial y labor comunitario.
A partir de 1984 cada vez que un grupo social salió a la calle a manifestarse encontró encontró en la instalación de radio abiertas un fenómeno para hacer oír su voz. En 1986 un voluntariado llamado Cooperanza comenzó a trabajar los sábados por la tarde con los internos del neuropsiquiátrico José. T Borda en una serie de talleres para la recuperación social y terapéutica de los tratantes. Uno de ellos fue la radio, un espacio en el que pacientes grababan impresiones, sentimientos y reflexiones. Así surgió LT 22 La Colifata. Otro de estos ejemplos es Radio Rawson, creada en 1988 por un grupo de abuelos residentes en el Hogar Municipal de Ancianos Guillermo Rawson o LU1 Radio Libertador Gral. San Martin que funciona desde 1979 en las instalaciones de la cárcel de Olmos.
Fines del 70. Medios y dictadura
A comienzos de la dictadura el Ministro del Interior, el general Harguindeguy convocó a 16 periodistas y les “sugirió” que en sus programas debían tratar temas como: la idoneidad de los gobernantes, el papel del Estado y la institucionalización, la representatividad, dejando de lado cualquier manifestación propia, denuncia o reclamo de los medios y/o de sus oyentes. Mientras duró la guerra de Malvinas una orden no escrita y de que jamás nadie se hizo cargo, prohibió a las radios la emisión de música cantada en inglés y autorizó a difundir temas únicamente en castellano. En este período es cuando el rock nacional surge como método contestatario y de rebeldía juvenil en detrimento de la censura impuesta por el Estado.
Década del 80
En 1983 con el retorno de la democracia se empieza a trabajar de otro modo apelando a un lenguaje frontal, adornado con recursos irreverentes y humor. En esta etapa la radio se hace insustituible en la búsqueda y transmisión de la noticia.
El 10 de agosto de 1983, Radio Mitre es entregada a un grupo de inversores privados, volcándose totalmente a la línea periodística.
Antes de dejar su cargo de Presidente, Bignone, llama a licitación varias radios comerciales, entre ellas: El Mundo, Argentina y Antártida. Durante los años de la dictadura, algunos periodistas usaron a la radio como una herramienta para la crítica, entre ellos Magdalena Ruiz Guiñazú o Eduardo Aliverti. En 1986, Mario Pergolini comienza con su primer Feedback, por la Rock & Pop. Por su parte Lalo Mir, inicia en 1987, Radio Bangkok, emitido también por la Rock & Pop, al igual que Alejandro Dolina por Radio El Mundo Inicia «Demasiado tarde para las lágrimas«.
En 1989, Mario Pergolini acaparaba el 78% de la audiencia nocturna con su ciclo «Malas Compañías». Para el final de la década se registra una inversión sorprendente, por lo cual, la televisión, es quien debe correr tras la radio.
Oyentes en acción
Según explica Oscar Gómez Castañón: “La gente llama y ese llamado le está dando identidad. Aunque sea por un minuto le permite participar y le ofrece un lugar que no le dan el consejo vecinal, el concejal, el diputado. Se siente escuchada, reconocida, y salvo que haga una imputación demasiado grave sabe que no será censurado, que su mensaje irá al aire tal como lo envió”.
Década del 90
La radio ya no compite con la televisión, afirmó su espacio, es radio con textura, radio para mirar lo que sucede. Tiene un ritmo noticioso las 24 horas. Radio de cosas cortas y separadores musicales, de sensaciones tumultuosas y zapping. Agosto 1990, la radio cumple 70 años. Mientras, Radio Nacional denuncia la existencia de listas negras en plena democracia, que incluían artistas como Mercedes Sosa y Raúl Carnota.
Cada mañana entre las 6 y las 9.30, 13 AMs (15 si se incluye a Radio Colonia, de Uruguay; y Radio Provincia, de La Plata), 12 FMs, y un puñado de radios truchas compiten y libran una dura partida informativa. La radio de los 90 es también la radio de los productores, quienes deciden, aún más que el periodista, qué es lo que irá al aire. Uno de los potenciales de la radio está en hacerse cargo de emergencias informativas y resolverlas antes que nadie, con conexiones satelitales, cables de todas las agencias y hasta el análisis de especialistas y/o diplomáticos. Dijo el periodista Horacio Embón: “Hoy la radio genera noticias propias y se apoya en los diarios. Pero esa etapa de noticia pura también quedó atrás porque la radio la mezcla con la opinión y la interpretación”.
Espacios muy peleados
“Para hablar hay que pagar”, denuncia Aliverti en mayo de 1992. En broma a algunas radios les dicen “albergues transitorios”, porque alquilan sus espacios como si fueran turnos.
Multimedios. Entre 1990 y 1993, las emisoras radiales toman una nueva configuración. Sus propietarios son, a la vez, dueños de medios gráficos o televisivos. Esto modifica las reglas de juego de la actividad, la profesión y del negocio.
Autores: Giuliana Crucianelli, Facundo Muñoz, Carla Pereuilh.